TALLER DE RELIGIÓN –
GRADO 10º.
Cuando
la religión recibe una expresión en la historia humana se muestra en cuatro
facetas: el ritual, las emociones, la creencia, la racionalización. Hay un procedimiento
organizado y definido, el ritual; hay tipos definidos de expresión emocional;
hay una serie determinada de creencias; y hay el ajuste de estas creencias
dentro de un sistema, coherente consigo mismo y con el resto de ideas. La
influencia de cada factor a lo largo de las eras ha sido desigual. La idea
religiosa emergió gradualmente, al principio casi indistinguible del resto de
intereses humanos. Los factores aparecieron en sentido contrario a su
importancia: primero el ritual, luego la emoción, luego la creencia y por
último la racionalización. El surgimiento de cada etapa fue gradual; consistió
en un aumento del énfasis. Quizá sea erróneo sostener que los últimos dos
factores estuvieron alguna vez ausentes; mas, si retrocedemos lo suficiente, descubrimos
que son intrascendentes, y que la emoción es tan sólo un efecto secundario del
ritual. Más tarde, la emoción toma la posta; y el ritual se usa para generarla.
Entonces aparece la creencia, en un intento de explicar el conjunto
ritual-emoción; y en ella podemos entrever la semilla de la racionalización.
Sólo cuando creencia y racionalización se han establecido, puede descubrirse el
valor de la soledad en el corazón mismo de la religión. Las grandes
concepciones religiosas que obsesionan a la humanidad son escenas solitarias:
Prometeo encadenado a las rocas, la preparación de Mahoma en el desierto, las
meditaciones del Buda, el apartado Hombre en la Cruz. En lo más profundo del
espíritu religioso está el sentimiento de desamparo, de haber sido abandonado
por el propio Dios.
El
ritual antecede a la humanidad. Puede definirse como la ejecución habitual de
acciones definidas que carecen de relación directa con la preservación orgánica
de su actor. El ritual es el resultado más primitivo del exceso de energía y
del ocio. Ejemplifica la tendencia de los seres vivos a repetir sus propios
actos. Así, las acciones necesarias para la caza de alimento, u otros
propósitos provechosos, se repiten sin mayores justificaciones, y con ellas se
repite también el placer del ejercicio y la emoción del éxito. De esta manera,
la emoción depende del ritual; y el ritual se repite y perfecciona en pos de la
emoción que lo acompaña. Los seres humanos se volvieron artistas del ritual.
Fue un descubrimiento tremendo: aprendieron a excitar las emociones, no debido
a la imperiosa necesidad biológica, sino por el mero hecho de sentirlas. Más la
emoción sensibiliza al organismo; en consecuencia, involuntariamente, el
organismo humano se sensibilizó a armonías que las meras actividades de
supervivencia jamás habrían acentuado. Allí comenzó la humanidad su aventura de
curiosidad y sentimiento. Según Ateneo de Naucratis, era un deber sagrado del
rey persa, en el festival anual del dios Mithra, hacer acto de presencia en el
templo en estado de intoxicación. Un resto del sentimiento religioso ante la
intoxicación es el uso del vino en la misa, testimonio de la tendencia del
ritual de convertir una tosca y primitiva asociación de ideas en un simbolismo
sublime. En esta fase primitiva de la religión, dominada por el ritual y la
emoción, topamos con fenómenos esencialmente sociales. El ritual es más
impactante, y la emoción más intensa, cuando lo practica la sociedad entera.
Concomitantemente, los rituales y las emociones colectivas son las fuerzas que
unen a las tribus salvajes.
El
ritual y la emoción no pueden mantenerse apartados del intelecto. Puede que la
idea de repetir el ritual en pos de la emoción explique la psicología
inconsciente de las tribus primitivas; pero es demasiado abstracta para que se
percaten de ella. El mito satisface la incipiente necesidad de racionalidad.
Los seres humanos descubrieron que practicaban rituales, y que éstos generaban
emociones; el mito explica el propósito de ambas. Nace de la vívida fantasía
del primitivo en un mundo incomprensible. Para el primitivo, el universo no es
tanto incomprensible como incomprendido; es decir, indiscriminado, no sometido
a análisis. No es un conjunto de sucesos definidos y faltos de explicación,
sino un vago trasfondo salpicado de objetos y emociones. Las mínimas
condiciones de racionalidad, las interrelaciones que la sustentan, están
ausentes. Pero el estadio inicial consiste en un trasfondo indefinido moteado
de vívidos actos, discretos pero aislados entre sí. Las rutinas de satisfacción
de las necesidades tribales son la excepción a esta regla. Pero lo que yace más
allá de estas rutinas es indeterminado e incierto; y cuando es vívido, es
también aislado. El mito que complementa al ritual es una fantasía
especialmente vívida, o el recuerdo distorsionado de tal fantasía, que no
solamente explica tanto el ritual como la emoción sino que genera la emoción
cuando se asocia con el ritual. Así, el mito no solamente permite entender el
ritual: además, refuerza su propósito oculto, la obtención de la emoción. De
este modo, ritual, emoción y mito actúan recíprocamente; y los mitos tienen
diversos grados de paralelismo con los hechos reales y con las verdades
simbólicas, verdades de tal magnitud que únicamente pueden aprehenderse a través
de las parábolas. Por consiguiente, en cierto modo, el ritual, sumado a la
explicación mitológica, es la adoración primitiva de la cosa o la persona
heroicas. Sin embargo, la adoración entre los primitivos casi nunca es
desinteresada; conque de la creencia en el mito se sigue la creencia de que
algo debe, o bien conseguirse con él, o bien evitarse de él. Así emergen los
conjuros, la oración, la alabanza y la absorción ritual del héroe. Cuando el
héroe es una persona, llamamos religión al mito y a su concomitante ritual;
cuando es una cosa, los llamamos magia. En la religión se ruega, en la magia se
manda. Una importante diferencia es que la religión es progresiva y la magia
no.
Con el
surgimiento del racionalismo entran en escena los mártires. La religión que
olvida este hecho involuciona hacia un barbarismo atávico: apela a la
psicología del rebaño y no a las intuiciones de unos pocos. Ésta es una fase
muy moderna de la religión: más o menos los últimos seis mil años.
Evidentemente, no tiene sentido fijar una duración exacta: podemos ampliarla
para incluir algún movimiento precoz o reducirla para excluir los restos de las
fases previas. La Biblia es sin duda el documento más completo de la
racionalización de la religión; aunque sólo es relevante como tal para la
región comprendida entre el Tigris y el Nilo. Despliega la progresiva soledad
de la religión: al principio, formas de pensar predominantes; luego, la
protesta de los profetas, figuras aisladas que denuncian y agitan la nación
hebrea; luego, la aparición de un hombre, con doce discípulos, que sufrió el
rechazo casi total de su sociedad; por último, otro hombre que adaptó su
doctrina para el público común, un hombre que no accedió a ella de primera
mano. En sus manos, la doctrina ganó algunas cosas y perdió otras;
afortunadamente también conservamos los Evangelios. Salta a la vista que el
período de seis mil años que he adelantado, aparte de concordar con la
evidencia disponible, corresponde a la cronología bíblica. Nosotros, los
europeos y los americanos, somos herederos de los movimientos religiosos allí
condensados. Para ser relevante, la discusión de los métodos religiosos y sus
justificaciones debe tomar la Biblia como ejemplo. Empero, las afirmaciones
generales también deben contrastarse con el budismo y el islamismo, aunque no
sean analizados explícitamente. En la religión racional, creencias y rituales
se han reorganizado para convertirlas en el centro de una forma de vida
coherente y ordenada. Esta coherencia se aplica tanto a la elucidación del pensamiento
cuanto a la necesidad de que la acción se dirija hacia un propósito común que
la ética haya aprobado. La religión ocupa una posición peculiar entre la
metafísica más abstracta y los principios particulares que rigen los ámbitos
más concretos de la experiencia. La relevancia de sus conceptos sólo puede
discernirse en escasos momentos de lucidez; y, al menos para la mayoría de
nosotros, sólo a instancias de un señalamiento externo. Así pues, la religión
se funda en una estrecha gama de la totalidad de experiencias de un pueblo. Por
una parte, la religión es uno más de los intereses específicos de la humanidad
cuyas verdades son de validez limitada. Por otra, la religión afirma que sus
conceptos, aunque derivados de experiencias particulares, tienen validez
universal, debiendo utilizarse para el ordenamiento de la totalidad de la
experiencia en virtud de la fe. La religión racional apela a la intuición
directa de las ocasiones excepcionales y al poder aclarador de sus conceptos
para el resto de ocasiones. Nace de lo que es excepcional, pero se extiende a
lo general. La doctrina de la religión racional pretende ser una metafísica
derivada de la experiencia fuera de lo corriente del espíritu humano en sus
momentos más penetrantes. En teoría, la religión racional hubiera podido surgir
sin necesidad de las religiones sociales del ritual y la creencia mítica. Era
así como los teólogos hacían apología de sus religiones antes de la aparición
del sentido histórico. Empero, la historia de la religión en general, y la de
la Biblia en particular, desmiente esa suposición. La religión racional brotó
de las transformaciones de las formas religiosas previas. Llegó un momento en
el que las viejas formas no podían abarcar las ideas nuevas; las religiones
modernas provienen de tales crisis de desarrollo. Y el desarrollo no se detuvo:
únicamente adquirió formas mejores de expresión.
La
aparición de la religión racional estuvo determinada por el progreso general de
las razas que la dieron a luz. Hacían falta, para ello, intuiciones éticas e
ideas generales; ideas que, salidas de las brillantes mentes individuales, se
plasmaron en formas estables de expresión que hicieron posible recordarlas y
comunicarlas. Uno sólo puede hablar de “misericordia” con gente que ya es misericordiosa
en algún ámbito de su vida. Un lenguaje no permite la expresión de todas las
ideas posibles. Es un medio limitado que expresa las ideas más corrientes y
necesarias del grupo que lo desarrolló. Hace muy poco tiempo, comparativamente
hablando, que el lenguaje dispone de términos generales. Y estos términos
necesitan de una literatura que, manteniéndolos en circulación, los defina
permanentemente por medio del uso. Por tanto, la manipulación de ideas
generales es una adquisición reciente. El lenguaje y la sociedad han crecido al
unísono. Grande ha sido la influencia de las formas religiosas anteriores
basadas en el ceremonial, el mito y la socialidad; y desigual el valor que se
les ha atribuido. El racionalismo luchó por transformar los modos más primitivos
durante los mil años anteriores a la era cristiana. El resultado fue la
síntesis que hemos heredado en la forma de las grandes religiones
contemporáneas. Las ideas religiosas devinieron más racionales y generales; y
los mitos se convirtieron en descripciones de eventos históricos que
ejemplificaban las ideas generales a la perfección. Así se acogió la crítica
racional; se pasó de la costumbre tribal a la intuición individual directa,
fuese ética, metafísica o lógica: Porque yo quiero amor, no sacrificios;
conocimiento de Dios, que no holocaustos, exclama, por boca de Oseas (6, 6), Yahvé,
cuando apela a la crítica individual (fundada en la intuición ética directa) de
la costumbre tribal. De este modo, la religión abdicó de sus aspectos comunales
para aproximarse a formas individualistas. La unidad religiosa era el
individuo, no la comunidad; la danza tribal se volvió menos importante que la
oración en privado; y ésta se convirtió (al menos, para una minoría) en el
intento de justificarse por vía del auto-descubrimiento. Es así que, hoy por
hoy, son los franceses quienes van al cielo, y no Francia; los chinos quienes
logran el nirvana, y no la China. En este período de lucha, los innovadores
juzgaron a las religiones tradicionales con suma severidad. La Biblia está
llena de condenas a la idolatría; y contiene indicios de un rechazo aún mayor:
Odio, aborrezco vuestras fiestas, y no me complazco en vuestras solemnidades,
dice Yahvé por medio de Amós (5, 21) Hoy nos hace falta este espíritu crítico.
La historia es un registro de horrores cometidos en nombre de la religión.
Sacrificios humanos (sobre todo de niños), canibalismo, orgías, supersticiones,
odio a las demás razas, hábitos degradantes, histeria, fanatismo: todo esto y
más se le puede achacar. La religión es el último refugio de la barbarie. Los
hechos desmienten la asociación entre religión y bondad. La religión puede ser
(y ha sido) el principal instrumento del progreso. Pero ésta ha sido la
excepción más que la regla: Porque muchos son los llamados, pero pocos los
elegidos. (Mt 22, 14). (TOMADO DEL LIBRO: LA RELIGIÓN EN LA HISTORIA, ALFRED
NORTH WHITEHEAD KING'S CHAPEL, FEBRERO DE 1926).
Responde
los siguientes cuestionamientos:
·
¿En
qué momento surge la idea religiosa?
……………………………………………………………………………………………………………………………………
·
La
idea religiosa en la historia humana se muestra en cuatro facetas: el ritual,
las emociones, la creencia, la racionalización. Preséntalas con un ejemplo de
un movimiento religioso o religión:
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..……..
·
Según
el documento, ¿en qué momento aparece la
creencia?
…………………………………………………………………………………………………………………………………….
·
¿Qué
diferencia existe entre el ritual y la emoción?
………………………………………………………………………………………………………………………..…………..
·
Cuando
el hombre primitivo no era totalmente racional, ¿en qué consistían sus ritos?
…………………………………………………………………………………………………………………………………….
·
¿Cómo
surgen loa conjuros en las experiencias religiosas?
………………………………………………………………………………………………………………………………………
·
De
acuerdo con la lectura, ¿Qué cosas ganó y qué cosas perdió la religión con la
doctrina?
………………………………………………………………………………….
·
En
teoría, la religión racional hubiera podido surgir sin necesidad de las
religiones sociales del ritual y la creencia mítica. Según la lectura esto
significa:
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
·
La
religión es uno más de los intereses específicos de la humanidad cuyas verdades
son de validez limitada. ¿en qué consiste lo anterior?
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….……………………………..
·
El
racionalismo luchó por transformar los modos más primitivos durante los mil
años anteriores a la era cristiana. El resultado fue la síntesis que hemos
heredado en la forma de las grandes religiones contemporáneas. De acuerdo a la
lectura, las religiones contemporáneas son:
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
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